Este texto explora a profundidad la función crucial de los lóbulos frontales, presentándolos como el "director ejecutivo del cerebro" responsables de las funciones ejecutivas como la planificación, la toma de decisiones, y la adaptación a situaciones novedosas. El autor, un neuropsicólogo, comparte anécdotas personales de su vida en la Unión Soviética y sus interacciones con pacientes, como Kevin y Charlie, para ilustrar cómo el daño en esta área cerebral afecta profundamente la personalidad, la memoria activa y la capacidad de las personas para desenvolverse en la vida diaria. También desafía la visión modular tradicional del cerebro, abogando por un modelo más distribuido y gradiental, y discute las implicaciones de las diferencias de género en la cognición y la vulnerabilidad de los lóbulos frontales en trastornos neurológicos y psiquiátricos, proponiendo el ejercicio cognitivo como medio para reforzar la salud cerebral. El autor dedica el libro a Alexandr Romanovich Luria, una figura influyente en su carrera y en el campo de la neuropsicología, reconociendo su legado en la comprensión de los lóbulos frontales como el "órgano de la civilización".
Goldberg, E. (2002). El cerebro ejecutivo: lóbulos frontales y mente civilizada. Crítica.